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DeMENTES

Soñando Soltar Lastre

En la noche, intentando en vano dormir mientras das una y mil vueltas a las mismas tres o cuatro cosas de siempre, que no por conocidas te tienen menos doblegado, escuchas "Roads", "Sour Times", "Over", "Mysterons", "Half Day Closing", "Glory Box"... Portishead en directo desde el Roseland NYC en 1998, la mirada ensimismada en el silencio, el pensamiento hipnotizado en la negrura, dejándote mecer lentamente por la melodía de luces e instrumentos, vidas y voces, que no existen, que ya no están allí, inmortalizadas en el ámbar platíneo de la grabación digital que se escancia por los auriculares.


Conciliando el sueño y en breve volviendo a despertar, como esos gatos grandes y cansados que cierran los ojos, los abren, los vuelven a cerrar, paulatinamente, hasta caer víctimas del sueño en el sofá, la noche pasa. Y has dormido pero no has dormido. Caen los segundos mientras respiras. Y has dormido pero no has dormido. Desde luego no has soñado. ¿Cuánto hace, te preguntas, de tu último sueño? Uno de verdad… Silencio…


El disco acaba, lo vuelves a poner, una y otra vez; tu soledad te susurra al corazón que necesita el acunar de esa voz esta noche, sobre todo esta, mañana ya se verá…


Todo en la oscuridad de la madrugada parece nuevo, fácil, posible, por pintar. Si pudieras, con el alba, despertarte y cambiar las cosas, o al menos intentarlo, probar a tirar los dados, tratar de volver a coger las riendas de tu vida que tanto tiempo atrás no sabes dónde olvidaste. Si pudieses nuevamente dar con las carreteras y caminos que conducen a instantáneas de ilusión, que te alejan de Ciudad-Condenación. Si tuvieras fuerza, voluntad, garra, coraje de vencedor, podrías tal vez desafiar a este amanecer que se acerca y decir "Buenos días, Tristeza", una vez más, como tantos y tantos días atrás, "Te esperaba"... y entonces cogerla y no soltarla, y doblarla cuidadosamente, como el que dobla ropas de invierno porque siente ya la primavera arderle en el pecho, y guardarte, Tristeza, junto a Melancolía, las dos juntas y calladas, en lo más hondo, oscuro y frío del arcón de tu alma…


Y con ello gritar libre, apretar los dientes, alzar la mirada. Y con ello volver a llorar de nuevo, pero no lágrimas saladas, llorarlas de júbilo y fascinación. Y con ello volver a saber sangre en esas carnes, vida en esos huesos… sentir, como antaño, ¡como nunca!, que hoy, aquí y ahora, tienes unas ganas terribles de levantarte y luchar…


            								© JIP




PortisHead. Roseland NYC Live

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